Su origen proviene de Asia central y Siberia.
De aroma cálido y sabor picante, recuerda suavemente al anís, con un sabor sutil, sin dejar de acceder a los sentidos.
Forma parte de muchos platos, desde ensaladas y salsas hasta carnes, pescados, pollos, setas y mariscos.
También se emplea para aromatizar la mostaza y el vinagre. En puré o en crema, se usa para rellenar, canapés, fondos de alcachofas o champiñones.
Se puede conservar congelado, seco o hervido.
Contiene minerales como el hierro, potasio y vitamina A.